Antonio Maro vive más de 50 años fuera de su natal Catacaos, Perú. Esto no ha sido ningún obstáculo para que se perciban sus raíces en su pintura neo-expresionista abstracta.
“Como soy peruano y vivo mucho tiempo aquí en Europa, creo que ha habido una simbiosis de ambas culturas, de la sudamericana y de la Europea,” dice el artista, que en la actualidad tiene 82 años.
No es casual que Maro resida en Alemania, cerca de la frontera con Bélgica. Fue en esa zona donde surgió el neo-expresionismo, allá por los años setenta y principios de los ochenta, movimiento que lo cautivó desde muy joven.
Ser Neo impresionista
“Nosotros pintamos lo que sentimos, lo que queremos, lo que nos sale y nos dejamos mucho llevar del impulso que, en realidad, cada cuadro nos exige”. Esta inspiración inmanente, comenta Maro, no está controlada por la razón, sino por el impulso y la manera de ser de cada uno.
Las obras de Antonio Maro son de gran tamaño, con diferentes gamas cromáticas, mucho contraste y generalmente elementos reconocibles como alpacas, llamas, siluetas de mujer, entre otros. Maro no elige los temas, estos llegan, dice.
Da Vinci, Picasso y Tamayo
Maro tiene dos artistas favoritos: Leonardo Da Vinci y Pablo Picasso. De la obra del primero ha recibido inspiración para sus grabados y esculturas con luz en vidrio Sobre el segundo, Picasso, sólo se expresa con palabras de admiración. “Me bastaba ver una línea de él y me llenaba de felicidad y alegría”.
Si de comparar su obra se trata, Maro se coloca a la altura del mexicano Rufino Tamayo. “Conocí Rufino Tamayo ya en sus últimos años de vida,” recuerda, “era muy cromático y teníamos hasta cierto punto un parecido en la obra, en la manera de pintar y en la técnica”.
Exposición ‘Cantos de la Loma’
Las pinturas de Antonio Maro han sido traídas a Holanda en el contexto de las celebraciones del reciente aniversario de la independencia de Perú. El pasado 28 de julio, la Embajada Peruana en Los Países Bajos se encargó de organizar la exhibición en una de las más conocidas galerías de arte holandesas, la galería Pulchri Studio.
Durante la inauguración de la muestra, el Embajador Allan Wagner calificó a Antonio Maro como “depositario de la herencia cultural prehispánica que ha encontrado en la tradición europea su mejor espacio de expresión,” y opinó que en ‘Songs of the Hills’ o ‘Canciones de la Loma’, el artista refleja esto de forma sorprendente.
“Yo vengo del desierto y cuando era niño pintaba siempre en una loma. Ahí había un par de árboles de tamarindo y ahí me sentaba yo todo el día. Pintaba seis, siete y hasta ocho horas. “Recordar los paisajes de la infancia es para mí la base, recuerda Maro.
Ese desierto con esa loma sirve de telón de fondo de la serie de obras que expone Maro durante estos días en La Haya, como sirvió también para que un tiempo atrás su esposa Susana escribiese un libro inspirado en la vida de Maro.
Su vida en Europa le ha dado otros frutos. En la misma galería donde concluye este 22 de agosto su exhibición, su hijo, el guitarrista Alexander Sergei Ramírez, realizará un concierto de guitarra clásica con música peruana y sudamericana.