La Casa de la Cultura
La Casa de la Cultura de la Calle es una ONG que brinda un espacio creativo, con talleres de teatro, música y artes plásticas y visuales, a más de 400 niñas, niños y adolescentes en riesgo social en la ciudad de Buenos Aires.
“El objetivo es acercar el arte a lugares, ámbitos y chicos que tal vez no tienen tanta cercanÃa con distintas expresiones artÃsticas. La idea es crear espacios para que esa expresión salga y se pueda trabajar con ella, para que ayude a transformar lo que sucede en sus vidas y los ayude a conectarse mejor con sus emociones,” explica Nadina Fushimi, coordinadora artÃstica de la Casa de la Cultura de la Calle.


Los asistentes a los talleres de la Casa de la Cultura de la Calle tienen entre 5 y 21 años. Y, según explica Fushimi, en su mayorÃa, viven en hogares de niños o adolescentes, de mujeres, varones o mixtos, o son chicos que están en un centro de dÃa, que es un lugar diferente a un hogar, y en general todavÃa están en la calle.
Canciones anheladas
La Casa de la Cultura de la Calle (facebook.com/CasadelaCulturadelaCalle) fue creada por iniciativa del actor argentino Gastón Pauls. Y fue justamente él quien un dÃa pensó cómo serÃan las noches de los chicos y las chicas que asistÃan a los talleres, y se preguntó si alguien alguna vez les habÃa cantado una canción de cuna. A partir de esa inquietud, surgió la idea de pedirles a los chicos que escribieran letras de canciones de cuna: aquellas que les hubiera gustado que les cantaran o las que a ellos les gustarÃa cantarles a sus hijos.
“Yo dictaba talleres en el Hogar San Pablo y en el Mosconi, en la ciudad de Buenos Aires. Los chicos del Hogar San Pablo eran más chicos y, en sus letras, se veÃa reflejado el pasado, sus madres, sus padres y todo lo que les habÃa pasado con eso.
En el Mosconi, como eran más grandes, se vieron más reflejadas las ganas de que pasara algo a futuro con sus hijos”, recuerda MarÃa Boccanera, docente de la Casa de la Cultura de la Calle, que en ese momento dictaba talleres de expresión musical.
Para los docentes, el abordaje pedagógico no fue fácil. “Era difÃcil encararlo porque estábamos tocando un tema bastante complicado: el de la familia, las madres, los padres. Pero creo que, a medida que uno iba conociéndolos y trabajando dÃa a dÃa con ellos, Ãbamos haciéndolo juntos, y siempre era enriquecedor. En lo personal, ellos crecen mucho al poder volcar sus sentimientos en una hoja, sobre todo si nunca lo habÃan hecho. Y, al margen de eso, sirvió mucho para el progreso del taller y para plantear otras ideas que tuvieran que ver con el hecho de escribir “, agrega Boccanera.
Interpretar, sin adueñarse de la historia
Luego de haber seleccionado algunas de las más de 200 letras de canciones de cuna que fueron escritas en los talleres, Nicolás Pauls, productor ejecutivo del disco y hermano del fundador de la Casa de la Cultura de la Calle, convocó a diferentes músicos con una única consigna: que compusieran melodÃas e interpretaran esas letras pensando en cómo se las cantarÃan a sus hijos. La convocatoria fue un éxito y se conformó un seleccionado de lujo compuesto por 17 músicos, entre los que se encuentran Pedro Aznar, Luis Alberto Spinetta, Kevin Johansen, Fito Páez, Vitor Ramil, Hugo Fattoruso y Ricardo Mollo, entre otros.
“HabÃa letras muy dolorosas, otras muy esperanzadoras; habÃa letras muy optimistas que hacÃan una visión a futuro de lo que ellos deseaban para sus vidas. Por lo que yo fui hablando con cada uno de los músicos, en todos los casos todos buscaron interpretar y no hacer de esa letra algo suyo. Meterse en la historia que iban a interpretar, más allá de musicalizarla, de componer una melodÃa. Pero primero, entender el texto, qué decÃa ese texto”, cuenta Pauls.
“Mañana despertar”
“Luis Alberto Spinetta fue el último que me entregó la canción porque me decÃa: ‘TodavÃa no tengo la melodÃa porque siento que tengo que entrar en la piel de esa letra, que es de un dolor inmenso, como pavorosa. No puedo hacer algo liviano. Es un pedido casi de clemencia lo que hace el autor de esa letra’. Entonces, él decÃa que le habÃa llevado mucho tiempo poder interpretar eso”, relata Pauls.
La letra que recibió Spinetta habÃa sido escrita por Luciano Hernán Nieto, que hoy tiene 23 años, quien asistÃa a un taller de teatro de la Casa de la Cultura de la Calle mientras vivÃa en el Hogar Peldaños de la ciudad de Buenos Aires.
“Nos propusieron escribir canciones de cuna sobre imágenes que nosotros tuviéramos por ahà de nuestra historia, con nuestros padres, o, los que eran padres en ese momento, lo que le cantarÃan a sus hijos. Y a partir de ahÃ, empezamos a escribir”.
Luciano recuerda que fue un proceso de escritura complicado, que cada uno vivió a su manera. “Yo empecé a escribir a partir de una imagen que tuve de mi padre alzándome en brazos. Lo vi esa vez de chico, alrededor de los 3, 4 años, y no lo volvà a ver hasta ahora, que lo busqué y lo vi de grande. Comencé a escribir esta letra a partir de esa imagen. A partir de ahÃ, afloraron muchas cosas muy profundas que fue difÃcil poner en palabras, pero después se pudo dar vuelta y pensé en lo que en realidad yo quisiera brindarles a mis hijos el dÃa de mañana”, cuenta.
Canciones de Cuna – Casa de la Cultura de la Calle
Asà nació su canción, que se titula Mañana despertar: “Escuchame, escuchate vos. Vas creciendo entre los rÃos de llanto. Escuchame decir del sol para poder mañana despertar tibio entre sus brazos. Dejame ser tu camino de tierra y asà enseñarte el valor del trabajo. Escuchate. Dale el tiempo al amor que la lluvia bien sabe cuando el agua falta. Escuchá en mis memorias sufrir la soledad, que vos nunca estarás solo. Escuchame, hoy por hoy, esperarte en estas palabras”.
El arte como transformación
Cuando el disco estuvo terminado, el productor ejecutivo invitó a músicos y autores para que se conocieran y escucharan juntos todas las canciones. “Hasta ese momento, era todo una sorpresa. Fue un momento de una emoción inexplicable, porque se encontraron con la belleza de las canciones. En muchos casos, los músicos que musicalizaron los escritos eran los Ãdolos de los chicos que los habÃan escrito, eran como sus héroes. Fue un momento de emoción tras emoción… único, maravilloso”, evoca Pauls.
“Para mÃ, la única manera para que ciertas cosas en el mundo empiecen a modificarse es lo que la Casa de la Cultura busca: modificar en algún sentido, por más mÃnimo que sea, la mirada del otro, o despertar algo en la mirada del otro.
El arte, además de ser una expresión maravillosa y de descarga, se retroalimenta en el otro. En este caso, dos personas que no se conocÃan generaron una obra maravillosa. Lo que el autor le produjo al músico, en todos los casos músicos experimentados y consagrados, es algo hermosÃsimo de destacar. Y en los chicos, el sentir que generaron eso los llevó a decir ‘somos escritores’ y a pensar que la vida tiene un rumbo”, concluye Pauls.
El disco Canciones de cuna ya lleva vendidas 10.000 unidades, una cifra sorprendente para el mercado discográfico argentino. Los productores están por lanzar la segunda edición y sueñan con poder ampliar la distribución a toda la Argentina y a otros paÃses de la región. Mientras tanto, proyectan un segundo volumen con más letras y más músicos, porque saben que todavÃa hay muchos sueños que esperan su canción.